Salud Sexual: el derecho al placer

La salud sexual es un aspecto fundamental e integral que comprende el bienestar de las personas, de las parejas y las familias. No es un concepto que se refiera tan solo a una etapa de la vida, desde que nacemos, todos nuestros días comprenden este aspecto de salud.

La sexualidad es un aspecto central del ser humano a través de su vida e incluye sexo, identidades y roles de género, orientación o preferencia sexual, erotismo, placer, intimidad y reproducción. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud.

Desde 2010 se celebra el 4 de septiembre el Día Mundial de la Salud Sexual, promovido por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), que define este aspecto como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad, y no solo la ausencia de enfermedades o disfunciones.Requiere de un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad, y la posibilidad de tener experiencias placenteras y seguras, sin coerción, discriminación ni violencia. Es así que todas las personas tienen derecho a gozar de una salud sexual libre con acceso a información integral desde una perspectiva de género donde el énfasis también esté puesto en los cuidados del cuerpo y de los modos de vincularse.

Diego Saluzzo, investigador de la unidad de estudios clínicos de la Fundación Huésped y Fernanda Spesot, especialista en psicología, sexóloga clínica y educativa, que ha integrado los equipos de atención integral en salud trans y no binaria, se refieren a la importancia de contar con información de calidad, fidedigna, clara, que les permita tener una vida libre de prejuicios, de violencias, plena en torno a la sexualidad.

¿Cómo analizan esta posibilidad de llevar información precisa en un contexto social en el cual se ve, a través de los medios, una gran sexualización de todo?

Diego Saluzzo: Es un tema que estamos permanentemente analizado de cómo abordar las relaciones sexuales desde la prevención de las infecciones de transmisión sexual, sin dejar de lado el placer . Sabemos que son temas que generan mucho tabú y que abordarlos de de una forma que sea agradable para la persona, que esté libre de prejuicios, es fundamental.

La publicidad, los programas plantean una forma de gran exhibicionismo

Fernanda Spesot: En los medios de comunicación, las redes y demás plataformas, hay algo que a mí me hace mucho ruido. En sexología decimos que sexualidad es comunicación afectiva. Somos personas con un cuerpo físico que a través de nuestras emociones, de nuestra identidad, de lo que somos, nos comunicamos con otras personas. Y la realidad es que vivimos en un mundo aparentemente hipersexualizado, pero bastante carente de afectividad y bastante carente de lazos afectivos.

¿Una disociación entre estos dos aspectos la sexualidad y el afecto?

F.S: Sí, como si fuese posible que las dos cosas vayan por separado. Incluso hoy se habla mucho de vínculos sexo-afectivos, que también es otro término que me resulta bastante extraño porque es muy difícil vincularnos sexualmente sin que el afecto nos atraviese. Afecto es cualquier emoción que nos atraviesa el cuerpo y estamos continuamente como tratando de extinguir nuestra humanidad en nuestros afectos: lo que somos, lo que sentimos, lo que hay que mostrar o lo que parece. Entonces me parece súper interesante poder visibilizar esto.

Los datos estadísticos en torno del aumento de infecciones de transmisión sexual, como la sífilis, son alarmantes. ¿Qué factores de estos tabúes y prejuicios se ponen en juego para que se registren estas cifras?

D.S: El aumento de las infecciones de transmisión sexual dentro de las cuales está sífilis, pero también la gonorrea, no es algo que ocurre solamente acá en Argentina, es una tendencia que se está viendo a nivel mundial. Ya la Organización Mundial de la Salud ha emitido alertas que reflejan que estos números van creciendo. Creo que la causa del aumento de casos es multifactorial, tiene que ver cómo nos comportamos a la hora de tener relaciones sexuales, de cómo usamos o no usamos los métodos de barrera para prevenir las infecciones de transmisión sexual, y ahí entra la complejidad de las relaciones humanas, y una cuestión que tiene que ver con lo educativo.

Mucha gente cree que las infecciones son poco comunes, que la sífilis está erradicada. Eso es muy común escucharlo en el consultorio. Cuando uno da un diagnóstico la persona te dice. Qué raro’ yo pensaba que la sífiles era una enfermedad que no existía más! Entonces hay una cuestión del no saber que a veces las infecciones no dan síntomas y que una persona que luce bien, o que no tiene ningún síntoma puede tener una infección, que puede transmitir a otras personas. Entonces también es muy común el decir «no me cuidé porque le pregunté y me dijo que no tenía nada» o porque no le vi ninguna lesión.

F:S: Esto ya viene sucediendo desde hace desde hace un tiempo. Es exponencial y alarmante la cantidad de casos sobre todo de adolescentes que a veces llegan a la consulta con síntomas , pero otras veces se encuentra que tienen una infección al hacer estudios para otra cosa.

D.S: El boletín epidemiológico de Nación hizo un análisis de la tendencia y puntualmente respecto a los casos de sífilis,desde el año 2018 hasta el año 2023, y se ve que la población más afectada es la de las personas jóvenes de 15 a 30 años, y se da un registro bastante parejo, entre hombres y mujeres, aún cuando es un tema que atraviesa todas las edades. Y esto muchas veces hace que se de una falsa sensación de seguridad, al creer que una persona no pertenece al grupo que está en riesgo.

F.S: Incluso es muy común que las personas asuman que alguien porque tiene 60 70 años, no tiene sexualidad, lo cual es un error. Uno tiene que preguntarlo en la consulta. Lo mismo respecto de las prácticas sexuales, hay que tratar de no asumir nada sino preguntar, porque las prácticas son lo que determinan el riesgo de adquirir una infección y es muy común eso de acuerdo a la orientación sexual, por ejemplo o a la identidad de género, de repente asumir que esa persona practica o no, determinada determinada cuestión a nivel sexual,y es un error. Por eso decimos que la comunicación con las personas es fundamental para evaluar el riesgo y tratar de diseñar estrategias de prevención para cada persona pensar también que en el caso de sífilis que es lo que estamos mencionando también está el sífilis congénita, que es decir que se transmite desde la mujer embarazada al bebé en el embarazo y eso también es un potencial riesgo para para estos casos.

Los hombres en general si no tienen ninguna enfermedad. no consultan, no van al médico regularmente, y entonces se pierden momentos u oportunidades para hacer los diagnósticos oportunos.

¿De qué manera creen que influyó o influye el cambio en la percepción en relación a los riesgos para la salud, ante la cronicidad del VIH?

F.S: No sé si se trata de una laxitud en relación a los cuidados o un desconocimiento. Hace mucho tiempo que las campañas en relación al VIH han bajado muchísimo el impacto y la población joven en su mayoría desconoce todo lo que nosotros que somos más grandes vivimos o escuchamos o nos pasó en relación al VIH. La gente más joven no tiene la misma percepción que por ahí las personas que vivimos en los 80 en relación a todo lo que era el VIH, que te podías morir y demás. No es algo que hoy circule entre la población jóven.

D.S: En el inicio de las de la epidemia del VIH las campañas publicitarias iban por el lado del miedo. En ese momento hablábamos de una enfermedad mortal, que no tenía tratamiento, las personas trataban de evitar tener esa infección porque, en ese momento, era una sentencia a muerte. Hoy el panorama es absolutamente opuesto y eso también uno lo ve cuando da un diagnóstico general los chicos jóvenes quizás no tienen nada de conocimiento, no saben bien de qué se trata, entonces uno les puede explicar, pero no vienen con ese preconcepto o ese prejuicio que quizás sí se ve cuando damos el diagnóstico a alguien de 50.

A veces el conocer más, no necesariamente se traduce en cuidarse más. De allí la importancia del equipo de salud de brindar información, tratar de ver cuáles son los métodos de prevención más efectivos o que más se puedan adaptar a cada una de las personas. Y el rol que tienen para encontrar las oportunidades para hacer diagnósticos tempranos. Hay muchas cosas que se pueden hacer más allá de recomendar el uso del preservativo que bueno sería la situación ideal.

F.S: Me parece que a esa persona que quizás no se está cuidando, más allá de decirle que se cuide o de darle los preservativos también debemos ver de qué otra forma lo podemos ayudar, de pensar en un concepto integral de salud. Desde mi perspectiva hay mucho conocimiento superficial, y hay poca apropiación de lo que se trata. Además hay algo que de lo que se habla poco y que yo considero que es un problema de salud pública, que es el acceso muy temprano a la pornografía de niñez y adolescencias. Hay un libre acceso por parte incluso de un niño de 2 años, a un celular, a una tablet porque se lo damos para que no moleste y si hacemos la prueba de poner en google, cualquier palabra, es muy fácil acceder a cualquier material de pornografía o en cualquier red social o en espacios en los que deberíamos estar los adultos acompañando.
El desarrollo de la sexualidad no está siendo oportuno, no está siendo el apropiado. Y estos son los intersticios por los cuales llegan estos aprendizajes erróneos, y en la pornografía en general, en chiquitos que están en formación, aprenden que no hay afectividad, que el uso del preservativo no está, que el consentimiento de la otra persona es relativo, que la violencia es algo algo «hasta agradable». Y esos son los modos en los que se va aprendiendo una distorsión que también está reforzado desde las redes sociales. Lo escuchamos en el consultorio; realmente los chicos y las chicas creen que la sexualidad se trata de eso.

D.S: Nos enfrentamos a una época en donde la tecnología marca un cambio de paradigma. Hoy vemos adolescentes que todavía son muy chicos que están expuestos a un mundo de adultos, y eso puede condicionar el desarrollo de la actividad sexual.

En este sentido, ¿qué papel juega la educación?

D.S: La educación es todo. El primer paso es conocer a que nos enfrentamos, y comprender que los profesionales de la salud podemos ser aliados para transmitir la información. Hoy hay muchos canales de información para conocer acerca de estos temas. También pueden acceder a lasredes de la Fundación Huésped.

Luego también hay que evaluar a cada persona en particular. Me parece que como charlábamos recién que los factores que determinan este aumento de las infecciones -y el comportamiento a nivel de la sexualidad- son múltiples y quizás diferentes para cada grupo de personas particulares. Por eso la educación debe hacerse todo el tiempo. La educación sexual integral que es clave e involucra un aprendizaje a lo largo de toda la vida estudiantil y sirve para contrarrestar el efecto negativo de otras redes.

F.S: Como dijimos la sexualidad es comunicación efectiva y a los fines de poder estudiar o trabajar con ella, decimos que tiene dos partes una parte reproductiva y una parte placentera sí.
En los últimos tiempos hablamos de la prevención y básicamente de la reproducción. Y en este sentido mencionamos lo que podría salir mal. Creo que debemos reflexionar y aprovechar estas fechas y toda ocasión, para poner sobre la mesa el placer que es un derecho humano, que es un derecho sexual, del que no se habla y que está oculto.

Si trabajamos desde desde este enfoque de lo placentero, llegaríamos a algo mucho más profundo. Empecemos a focalizarnos más en lo placentero porque si una actividad o una acción se vuelve placentera las personas vamos a hacer todo lo posible para que eso se siga repitiendo para no enfermarme, para no embarazarme, para que no me pase nada, y poder seguir ejerciendo la sexualidad de manera placentera. Esta es la pata que nos está faltando como sociedad. Estamos muy enfocados en todo lo que puede salir mal y en realidad, lo que puede salir mal es una parte chiquita y todo lo otro es lo que está oculto lo que falta de lo que no estamos hablando.


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