Este 25 de julio se cumplen 21 años de la desaparición de Fernanda Isabella Aguirre en la localidad de San Benito, Entre Ríos. Tenía 13 años cuando fue vista por última vez, y desde entonces su ausencia ha marcado no solo a su familia, sino también a toda una comunidad que sigue esperando respuestas.
En este nuevo aniversario, su familia difundió una carta abierta titulada “A 21 años, seguimos buscándote”, un mensaje conmovedor que renueva el reclamo por justicia y verdad.
“Desde entonces, nuestra vida quedó marcada por una ausencia que duele todos los días, por preguntas sin respuestas y por una búsqueda que no se detiene”, expresan en el escrito.
La carta es mucho más que un recordatorio: es un grito que interpela a quienes saben algo, a quienes callaron y aún eligen el silencio. Es también un mensaje de humanidad, que no pide venganza sino verdad, y que insiste en que aún hay tiempo de hacer lo correcto.
“Queremos saber si Fernanda está viva, dónde está, si piensa en nosotros. Y si ya no está… merecemos llorarla, despedirla, abrazarla al menos en la memoria con una verdad que no nos han dado”.
Durante años, la madre de Fernanda, María Inés Cabrol, encabezó una incansable lucha para encontrar a su hija. Falleció en 2011, sin haber podido abrazarla nuevamente, pero dejó sembrada una bandera de memoria que hoy continúa su familia.
Fernanda no desapareció sola. Con ella se fueron los abrazos no dados, las fiestas con una silla vacía, la vida que no fue. En la carta, su familia advierte:
“Su risa no se borra. Sus cosas siguen con nosotros. Su ausencia se siente en cada cumpleaños, en cada Navidad, en cada abrazo que no fue”.
El caso de Fernanda Aguirre sigue impune. El principal sospechoso, Miguel Ángel Lencina, se suicidó días después de su detención, y aunque se realizaron múltiples rastrillajes y diligencias judiciales, jamás se supo qué ocurrió con la adolescente.
En un país donde las desapariciones en democracia siguen ocurriendo, la historia de Fernanda se mantiene como símbolo de la falta de justicia y también del amor de una familia que jamás dejó de buscarla.
“Fernanda podría haber sido tu hija, tu hermana, tu amiga. Y aún puede estar esperando que alguien hable. Aún alguien tiene tiempo de hacer lo correcto”, concluye la carta.