El río nos devuelve lo que tiramos: microplásticos en el Paraná

Un hilo invisible atraviesa las aguas del Paraná. No lo vemos, pero está ahí: en los remansos calmos, en los bordes de la ciudad, en los peces y en las ranas. Lo confirmaron en Misiones: hay microplásticos en los cursos de agua de Posadas, Candelaria, Corpus y Garupá.

Partículas mínimas, menores a 5 milímetros, que no hacen ruido pero se meten en todo.

El hallazgo lo lidera la doctora en ciencias químicas, Natacha Schvezov, investigadora del CONICET en la Universidad Nacional de Misiones, quien junto a su equipo lidera un estudio pionero en la región que no solo analiza agua, sino también tejidos de peces y anfibios. Buscan entender cómo estas partículas se cuelan en los ecosistemas y se quedan ahí, acumulándose en los cuerpos vivos.

“Solo el 10% del plástico se recicla. El resto se queda en el ambiente y vuelve a nosotros sin que lo notemos”, advierte Schvezov.

La frase cae como un baldazo: no estamos afuera del problema, lo estamos respirando, comiendo, bebiendo.

Basura útil: el dilema del plástico

Schvezov, también parte del equipo de investigación, pone en foco una idea central:

“El plástico es útil, nadie lo niega. El problema es el uso que hacemos y cómo lo transformamos en basura. Eso es lo que dispara la presencia de microplásticos en el ambiente: en el agua, los sedimentos, los animales, las plantas…”

Aunque los resultados aún son preliminares, ya arrojan una señal de alerta: se hallaron partículas incluso en zonas prístinas, lejos de la actividad urbana.

“No son cifras tan altas como las que se registran en grandes ciudades del mundo, pero son números que llaman la atención, sobre todo en lugares donde casi no hay basura ni contacto humano directo”, dice Natacha Schvezov.

Y también deja una reflexión cotidiana:

“Empezar por lo simple. Si vas a buscar tu comida del mediodía, llevá tu propio táper, aunque sea de plástico, pero que puedas reutilizar muchas veces. Separar los residuos también es clave. Cada pequeño acto puede evitar que una bandejita más termine en el río”.

Políticas que no se lleve el agua

Este trabajo no solo busca evidencias: quiere ponerle nombre propio al problema, generar datos locales y, sobre todo, despertar conciencia. Porque sin datos no hay políticas, y sin políticas, el plástico seguirá su curso.

Hace falta más que información. Hace falta decisión para regular la producción y el uso de plásticos; implementar planes reales de reciclado y generar campañas que no se agoten en un hashtag.

Porque el Paraná no olvida. Nos devuelve todo.

Aquí la entrevista completa:

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