Cabildo abierto por la palabra: cuando el derecho a comunicar también es soberanía

Hay un clima que se siente, aunque no siempre se diga. Está en los cuerpos, en los silencios incómodos, en la dificultad para sostener una charla sin que salte la angustia o la bronca. Algo de eso —de lo que cuesta nombrar— fue lo que se buscó poner en palabras durante la entrevista a Leandro Pozzi e Ivanna Rezzet, quienes están impulsando los Cabildos Abiertos por la Soberanía y la Comunicación Democrática en Entre Ríos. Porque no alcanza con saber que las cosas están mal: hay que poder decirlo. Juntxs. Y con sentido, señalan.

«Entre Ríos ha sido —y sigue siendo— una provincia de luchas. Luchas que tienen memoria, conflictos sindicales con historia, movilizaciones masivas por los derechos de las mujeres, por la universidad pública, por la soberanía. Y también, hoy, una provincia golpeada de lleno por las políticas de Milei. No es que no hay respuesta. Hay luchas. El tema es cómo las unificamos, cómo las decimos y cómo las proyectamos. Esa es la invitación de estos cabildos», explica Pozzi.

En relación a estos Cabildos, indicaron que uno se va a realizar en Concordia, con eje en la soberanía energética, y otro en Paraná, en la Facultad de Ciencias de la Educación de la UNER, con foco en la comunicación democrática. «Porque hablar de comunicación es hablar de democracia, de acceso, de trabajo, de sentido común, de quién tiene derecho a decir y quién queda callado o callada», sostuvieron.

En este sentido remarcaron que cuando se habla de comunicación democrática se habla también de todo lo que duele y pusieron de ejemplo el cierre de Radio Ciudadana en Concordia, una emisora pública que dejó a sus trabajadorxs en la calle y a toda una comunidad sin voz. Se habla de la precarización estructural en los medios, del silencio como política pública. Se habla de las radios comunitarias, de la deuda impaga del Estado, de la pauta que no llega y del periodismo que resiste con lo que tiene, mientras del otro lado hay trolls pagos y bots organizados.

Se habla también de nuevas narrativas. Porque, como se dijo en esa charla, frente a un poder que grita, miente y ataca desde arriba, no se puede reaccionar con las mismas armas. No todo vale lo mismo, no todo se puede decir de cualquier forma. Y eso también se trata de construir: formas nuevas de decir, de militar, de pensar el mundo sin caer en el juego de la violencia.

Por eso cabildo. Por eso abierto.

«El formato de cabildo abierto no es casual , tiene una carga simbólica. Porque hay que volver a tomar la palabra, pero también porque hay que defender la patria. Y no en un gesto vaciado de contenido, sino como una necesidad urgente: patria como soberanía, como derecho, como humanidad. Como posibilidad de otra vida. Como futuro».

En estos cabildos no sólo se va a hablar del presente, sino que se va a escribir —literalmente— un programa político. Y político no como sinónimo de partido, sino como decisión colectiva de pensar otra forma de vivir. Porque mientras se siguen cerrando espacios, mientras se reprivatizan empresas estratégicas, mientras se criminaliza la protesta y se vacía de contenido la palabra «libertad», hay quienes apuestan a volver al territorio, al encuentro, a las ideas que se cruzan, a las preguntas que incomodan, al derecho de decir.

Como dijeron en la entrevista, no alcanza con levantar la voz en redes. Hay que encontrarse en persona. En las calles, en las facultades, en las radios que aún quedan, en los sindicatos que no se rinden, en las redacciones feministas, en las radios comunitarias. En los cabildos. Porque la patria no se defiende sola. Y porque si perdemos la palabra, ¿qué nos queda?

La entrevista completa:

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