Arroyo Las Conchas

Contaminación de agua dulce: la urgencia de cuidar la cuenca del Arroyo Las Conchas

Por Red Cuenca Las Conchas

La cuenca del Arroyo Las Conchas es uno de los pulmones hídricos más valiosos de Entre Ríos. Sus casi 220.000 hectáreas reúnen arroyos como El Tala, El Quebracho, Espinillo, Sauce Grande y Las Tunas, que desaguan en el río Paraná a escasos 10 kilómetros de la capital provincial. Allí conviven especies, humedales, montes y comunidades humanas que encuentran en ese ecosistema un sostén vital. Pero lo que debería ser un espacio de vida hoy es también escenario de alarma.

El concepto de una sola salud

La idea de “Una sola salud” nos recuerda que la salud de los seres humanos, de los animales y del ambiente están entrelazadas. Sin embargo, las señales que llegan desde la cuenca muestran con crudeza cómo el modelo productivo actual vulnera ese equilibrio.

La preocupación se intensificó tras el estudio científico encabezado por el biólogo Rafael Lajmanovich y su equipo de la Universidad Nacional del Litoral y el CONICET, publicado en junio pasado en la revista internacional Water Environment Research.

El trabajo, titulado “Impacto ecotoxicológico de la agroindustria en los arroyos de una cuenca sudamericana: renacuajos anfibios como indicadores de salud ambiental”, evaluó muestras de agua y sedimentos en cuatro arroyos —Crespo, Espinillo, Las Tunas y Las Conchas— e incluyó bioensayos con renacuajos y larvas de anfibios.

Los resultados: una radiografía del deterioro

Los hallazgos son contundentes:

  • Aguas residuales sin tratar y efluentes industriales se vierten cotidianamente en los arroyos, arrastrando pesticidas, metales, medicamentos veterinarios y contaminantes orgánicos.

  • En las muestras analizadas, se detectaron niveles críticos de pesticidas en los cuatro sitios.

  • El arroyo Las Conchas registró la mayor concentración de glifosato en sedimentos jamás medida en Sudamérica.

  • Los bioensayos con renacuajos mostraron letalidad del 100 % en Crespo y Las Tunas, cursos que además presentaban olores pútridos y aguas de coloración rojiza o negruzca, signos de la toxicidad extrema.

  • La concentración de Escherichia coli superó ampliamente los límites ambientales en todos los arroyos, lo que representa un riesgo para fauna silvestre, ganado y comunidades humanas que utilizan esas aguas con fines recreativos o de consumo.

El equipo científico fue claro: la degradación de la cuenca pone en jaque la salud de todo el sistema y requiere acciones urgentes de restauración, reducción en el uso de agroquímicos y controles estrictos.

La Justicia también interviene

A los estudios académicos se suman los reclamos judiciales. Vecinos de Crespo iniciaron una acción colectiva contra el municipio por la contaminación cloacal en tres afluentes del Espinillo. En agosto pasado, la Justicia entrerriana ordenó el cese inmediato del riego de calles con agua de esos arroyos y prohibió su extracción para cualquier otro fin hasta contar con parámetros seguros. La sentencia reconoció la presencia de concentraciones anómalas y un impacto ambiental agudo, exigiendo un monitoreo continuo.

La organización vecinal

Ante este escenario, nació la Red Cuenca Las Conchas, integrada por vecinos, vecinas y organizaciones que habitan el territorio. Su objetivo es doble: visibilizar la riqueza natural de la cuenca y sus prácticas sustentables, y reclamar políticas públicas efectivas que garanticen el derecho a un ambiente sano, como lo establece la Ley General del Ambiente y la normativa de Presupuestos Mínimos de Gestión de Aguas.

La Red insiste en que no se trata solo de denuncias: apuestan a la participación ciudadana informada, al diálogo con las autoridades —incluido el Ministerio de Desarrollo Económico— y a la construcción de planes de gestión responsables, transparentes y progresivos, capaces de identificar prácticas adecuadas, controlar la legislación vigente y establecer monitoreos participativos.

Un llamado impostergable

El poder, decía Hannah Arendt, no se mide por la acción individual sino por la capacidad de actuar en conjunto. Esa es la apuesta de la Red: articular ciencia, justicia, comunidad y política para que la cuenca del Arroyo Las Conchas no quede reducida a un laboratorio del deterioro, sino que pueda ser un territorio vivo, resiliente y compartido.

El tiempo, advierten, es ahora.


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